Yo no quiero ser mártir. Yo no quiero ser santa.
Yo no quiero ser más espabilada que los demás. Yo no quiero olvidarme de una persona usando cuerpos de personas que no me importan. Yo no quiero tener miedo a los perros. Yo no quiero ser desconfiada por si acaso, no vaya a ser que… Yo no quiero creerme que tengo una idea equivocada del amor que me han transmitido las comedias románticas americanas.
Yo no quiero emborracharme para olvidar. Yo no quiero olvidar. Yo no quiero desconectar. Yo no quiero vivir angustiada porque textos muy inteligentes dicen que tenemos el demonio del capitalismo metido dentro. Yo no quiero vivir paralizada. Yo no quiero vivir paralizada por “por si acasos” paralizantes. Yo no quiero vivir acongojada por “no vaya a ser ques” entristecedores. Yo no quiero aprender cada día más éticas y morales que me castiguen y me nieguen el disfrutar.
Yo no quiero dejar de tener brillo en la mirada.
Yo no quiero dejar de querer a las personas que quiero con todo mi corazón.
Yo no quiero usar a las personas. Yo no quiero dominar. Yo no quiero dominar mis emociones. Yo no quiero ser dominante y castrante conmigo misma. Yo no quiero que esta sea la peor época de la historia y qué casualidad me ha tocado a mi.
Yo no quiero creerme cualquier cosa en forma de inteligente cosa que venga de seres con cabezas gigantes unidas a penes bolígrafo y con cuerpos engurruñidos.
Yo no quiero que tú sientas que yo no te dejo. Yo no quiero sentir que tú no me dejas.
Yo no quiero lanzarte rayos de mierda paralizante.
Yo no quiero dejar tras de mí una luz cegadora que te ciegue. Yo no quiero dejarte asombrada. Yo no quiero que tu cuerpo se encoja en mi presencia. Yo no quiero sentir mi cuerpo encogido por la presencia del otro.
Yo no quiero dejar de ser ingenua.
Yo no quiero dejar de sorprenderme.
Yo no quiero hacer más muecas. Yo no quiero ser adulta a base de hacer muecas. Yo no quiero ser adulta a base de ir a una oficina, caminar con paso firme, ponerme gabardina, tomar un café charlando con alguien a quien no escucho pero a quien saturo con mis muecas sobrepasadas de energía. Yo no quiero ser adulta a base de contraer toda la cadena muscular posterior y de perder movilidad en mis pies.
Yo no quiero ser una mujer hecha y derecha a base de haber aprendido a ser fuerte y poco flexible, a base de golpes y desconfiar mucho y confiar lo justo y necesario es nuestro deber y salvación, a base de estar atenta atentísima para que no me timen, o timar antes de que lo haga el otro, que quien ríe el último ríe mejor y todo al mejor postor.
Yo no quiero ser una señora que una vez vi en el metro que les dijo a unos adolescentes que se besaban apasionadamente, que aprovecharan a besarse entonces que luego todo eso desaparecía, “aprovechad aprovechad, que luego ya veréis”, y sus ojos eran opacos, lo decía de verdad porque ella pensaba así, era su realidad,
porque la realidad no es nada más que lo que cada uno quiere ver de la realidad
y ya está.
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